10 de enero de 2011

Sarah Palin responsable

Sarah Palin cometió un error monumental el año pasado al señalar a los congresistas más fáciles de derrotar en las elecciones parlamentarias de 2010 con unas dianas como las que se usan en las prácticas de tiro. Era un despropósito propio de una persona que cae en ellos con frecuencia.

Es posible que este episodio acabe con Palin. Su radicalismo, que empezaba a ser grotesco, puede resultar ahora cruel. Palin ha contribuido a envenenar el debate político con su estilo.

Palin no es un sujeto extraño a EEUU. La apoyan millones de personas. Su estilo, por aborrecible que pueda parecer, se identifica plenamente con ciertas costumbres y ciertas tradiciones norteamericanas.

Si se quiere buscar un responsable por encima del culpable debe señalarse a la sociedad americana, o a la parte de ella que cree en la venganza individual, que le niega al Estado el patrimonio de la violencia y que exhibe sus armas con tanto orgulloso constitucional como exhibe su libertad.

Existe, desde luego, esa América tolerante, abierta, intelectual y emprendedora que eligió presidente a Barack Obama y que en todas partes se admira y respeta. Pero hay otra porción de América, la rural, inculta y salvaje que ruge intermitentemente cuando siente sus intereses en peligro. La primera América milita en ambos partidos, pero el Partido Republicano se ha quedado con la otra parte por completo.

Es lógico, por tanto, que todos los paranoicos con armas simpaticen con los republicanos, como otros terroristas en otras partes se esconden tras un lenguaje presuntamente de izquierdas.

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