12 de marzo de 2006

El caso Iran

El antagonismo entre EEUU e Irán es la crisis más peligrosa en el orden internacional, y las consecuencias son impredecibles. En 2002 la oposición iraní denunció la existencia de un programa nuclear secreto, que estaba en marcha en violación de los compromisos internacionales asumidos por Irán. Irán no permite las inspecciones de la AIEA. El programa nuclear de Irán tiene cuatro instalaciones angulares objeto de preocupación. Las de Arak, al sudoeste de Teherán, de agua pesada, un reactor en construcción que será capaz de producir 10 kilos de plutonio al año. Las de Bashehr, que -con tecnología y apoyo ruso- incluyen un reactor de 1.000 megawatts que podría estar activo antes de fin de año. Está previsto que opere con combustible proveniente de Rusia y volvería a ese país. Las de Esfahan, para procesar el plutonio de Arak, que cuentan con dos pequeños reactores suministrados uno por Francia y otro de origen ruso. Y las de Natanz, en las que se construyen unas 1.000 centrífugas con las que podría procesarse el uranio para producir hasta 400 kilos de uranio enriquecido. Muy pocos creen que Irán utilizará su programa de enriquecimiento de uranio con fines solamente civiles. Sólo Alemania cree que aún hay espacio para el diálogo necesario para edificar una solución negociada, de compromiso. Por su parte, EEUU busca destruir la revolución iraní desde que esta surgió, en 1979, volteando al gobierno títere del Sha y ahora encuentra el argumento del el enriquecimiento de uranio para acabar con los ayatolas de turbante y barba de una vez por todas. ¿Qué pasa en el complejo mundo árabe?. En general, en el mundo árabe se ve con malos ojos el que se haya permitido a Israel permanecer fuera del Tratado de No Proliferación Nuclear durante décadas. Por ello, muchos en la región consideran que Irán tiene el derecho legítimo de estar a la par con Israel y así balancear el desequilibrio existente en la zona, sobre todo después del derrocamiento de Saddam Hussein. Sin embargo, ésta no es necesariamente la posición de los gobiernos. Irán es un país mayoritariamente chiita y -salvo Irak y Líbano- el resto del mundo árabe es mayoritariamente musulmán sunita. Asi las cosas, en los gobiernos sunitas hay una especie de malestar debido a las intenciones de Teherán de posicionarse como un actor con mayores recursos estratégicos que cualquier otro en la región. Y los desplantes diplomáticos de su nuevo presidente, Mahmud Ahjmadinejad, no dan mucha confianza a los líderes árabes, quienes demuestran cautela y deferencia hacia Occidente. ¿Qué pasa dentro de Iran?. En Irán sí parece existir consenso sobre su programa nuclear. La mayoría de las élites iranies, tanto dentro como fuera del gobierno, están a favor de que Irán tenga capacidad y control sobre su producción nuclear. Creen que es su derecho y en realidad lo es. Las élites aquí creen que tienen la suficiente infraestructura que les permite desafiar a Occidente. Cuentan con el apoyo de Moscú y Pekín, pero también confían en sus propias capacidades. Los iraníes responsabiliza en parte a Occidente por permitir que Israel haya desarrollado armas nucleares y ven como una injusticia que nadie en Occidente discuta el derecho a tener ese tipo de armas Israel y al mismo tiempo se los amenace a los iranies ante la sola posibilidad de que Irán pueda llegar a tenerlas. Y Occidente amenaza con sanciones o con una intervención militar. ¿Qué tipo de sanciones? Estarían orientadas contra el comercio, en especial el de la principal industria iraní, la del petróleo y el gas. Irán también está tramitando el ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC), y esta solicitud, que se encuentra en una etapa temprana, podría ser bloqueada. Sólo el año pasado se estableció un equipo de trabajo para considerarla, pero todo ese trabajo cesaría. Estados Unidos ya está embargando su importante comercio energético con Irán y tiene mucho interés en evitar que las compañías petroleras estadounidenses ayuden a Teherán a desarrollar sus reservas. El petróleo y el gas, además de los productos mineros, representan el 86% de las exportaciones iraníes. Pero EE.UU. no puede esperar que otros países den pasos drásticos similares y le podría resultar difícil convencer a algunas naciones de que es necesario tomar cualquier tipo de medidas. Por ejemplo, es poco probable que China, que tiene poder de veto en el Consejo de Seguridad y está buscando petróleo en todo el mundo, vote a favor de un embargo petrolero, ya que en noviembre de 2004 firmó un importante convenio con Irán para comprar su petróleo y su gas, en un acuerdo estimado por los chinos en US$70.000 millones. En estos momentos Japón es el principal importador de petróleo iraní y no querría que se reduzca mucho ese comercio. La actitud de Rusia, que está fabricando una central nuclear en Irán, es también importante. Rusia se ha mostrado más crítica de Irán recientemente, en especial desde que Teherán rechazó su oferta de enriquecer uranio de parte de Irán en territorio ruso y de suministrar el combustible para la energía nuclear que Irán dice que quiere y necesita. Aún así, Rusia tal vez no quiera ir demasiado lejos. Irán está explotando astutamente sus derechos legales: de acuerdo al Tratado de No-Proliferación Nuclear sí puede desarrollar un ciclo de combustible nuclear bajo inspección. Eso es todo lo que dice que quiere hacer. El argumento en su contra es que perdió ese derecho al esconder anteriormente un programa de enriquecimiento y ahora no puede actuar como si no hubiera pasado nada. Según este argumento, Irán podría comprar combustible de otros países bien regulados, como hacen otros. Las sanciones no servirán de mucho. Quedan las medidas militares. En EEUU e Israel dicen que no se puede tener confianza en Irán y que la tecnología empleada para enriquecer uranio para combustible más tarde podría servir para provocar explosiones nucleares. Si uno domina una de estas técnicas, domina la otra. Esto le permitiría a Irán abandonar el Tratado de No-Proliferación Nuclear y fabricar armas nucleares. Por eso quieren bombardear e invadir ya. La relación EEUU-Israel es misteriosa. No se sabe si es el perro el que mueve a la cola o la cola al perro. Como en todo lo que tiene que ver con Israel hay cosas difíciles de entender. ¿Se seguirá escribiendo la Biblia aun en el siglo 21?...

No hay comentarios.: