5 de marzo de 2006

La próxima guerra

Durante más de medio siglo, el Reino Unido y los Estados Unidos han amenazado a Irán. En 1953, la CIA y el MI6 derrocaron al gobierno democrático de Mohamed Mossadeq, un nacionalista inspirado que creía que el petróleo iraní pertenecía a Irán. Instalaron al venal Sha y, a través de una monstruosa creación llamada Savak, construyeron uno de los más depravados estados policiales de la era moderna. La revolución islamista, en 1979, fue inevitable y muy repugnante aunque no fue monolítica y, por presión popular y movimientos desde dentro de la élite, Irán ha comenzado a abrirse al mundo exterior – a pesar de haber soportado una invasión de Sadam Hussein, quien fue alentado y respaldado por los EEUU y el Reino Unido. Al mismo tiempo, Irán ha vivido con la amenaza real de un ataque israelí, posiblemente con armas nucleares, acerca de las que la “comunidad internacional” ha guardado silencio. Difícilmente sorprenderá que el régimen de Teherán haya aprendido la “lección” de cómo Corea del Norte, que tiene armas nucleares, se ha deshecho con éxito del depredador americano sin disparar un solo tiro. Durante el mes de marzo Irán tiene programada la conversión de sus petrodólares en activos denominados en euros. El efecto sobre el valor del dólar será significativo, si no desastroso, a largo plazo. Actualmente, el dólar es, en teoría, una divisa sin valor que soporta el peso de una deuda nacional que excede los $8 billones y un déficit comercial de más de $600 mil millones. El imperio militar norteamericano, con sus guerras y sus más de 700 bases militares e intrigas sin límite, está financiado por acreedores asiáticos, principalmente chinos. Que el petróleo se comercie en dólares es crítico para mantener al dólar como la divisa de reserva mundial. Lo que el régimen de Bush teme no es a las ambiciones nucleares de Irán sino al efecto de que el cuarto mayor productor y comerciante mundial de petróleo rompa el monopolio del dólar. ¿Empezarán, entonces, los bancos centrales a cambiar sus reservas y, en efecto, a deshacerse del dólar?. Sadam Hussein estaba amenazando con hacer lo mismo cuando fue atacado. Aunque el Pentágono no tiene planes de ocupar la totalidad de Irán, tiene puestos los ojos sobre una franja de tierra que se extiende junto a la frontera con Irak. Se trata de Khuzistán, donde se localiza el 90 por ciento del petróleo iraní.
La primera medida a adoptar por una fuerza invasora será la de ocupar la provincia iraní de Khuzistán, rica en petróleo, asegurándose el sensible estrecho de Ormuz y cortando el suministro de petróleo al ejército de Irán. Con el control del petróleo de Khuzistán e Irak y, por delegación, del de Arabia Saudí, los EEUU obtendrán lo que Nixon llamó “la mayor recompensa de todas”. Pero, ¿qué hay de la promesa iraní de una “respuesta aplastante”?. El año pasado, el Pentágono envió 500 bombas “antibúnker” a Israel. ¿Las utilizarán los israelíes contra un desesperado Irán? Dentro de los ataques “preventivo” esta contemplado el uso de “armas nucleares de bajo rendimiento”, como una opción. ¿Serán utilizadas por los militaristas de Washington, aunque sólo sea para demostrarnos al resto de nosotros que, a pesar de sus problemas en Irak, son capaces de “combatir y ganar en múltiples y simultáneos escenarios importantes de guerra”, tal como habían alardeado?. Estados Unidos quiere que el Consejo de Seguridad de la ONU realice un ultimátum de 30 dias a Irán para que suspenda su programa nuclear bajo la amenaza de recibir sanciones diplomáticas, económicas y embargo petrolero. Estados Unidos da por sentado que Rusia se opondrá a un proyecto de resolución de estas características, ya que Moscú ofreció a Teherán llevar a cabo el proceso de enriquecimiento de uranio en territorio ruso, oferta que hasta el momento no fue aceptada por Irán.


Fuente: ZNet Commentary

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