9 de marzo de 2006

El nuevo frente de guerra

Después del surgimiento de la Revolución Islámica iraní, Washington no ha dejado de hostigar a ese país. Detrás de la guerra entre Iraq e Irán el pasado siglo estaba el apoyo estadounidense al propio Saddam Hussein, ahora estigmatizado por los mismos a los cuales sirvió. Irán es una potencia petrolera, aporta el 5 % de la producción mundial y tiene una reserva probada que, a los actuales ritmos de explotación debe durar alrededor de 88 años que sitúa al país en el segundo lugar después de los Emiratos Árabes Unidos. La dinámica del ataque militar americano podría concentrar inicialmente en el empleo de los llamados “ataques quirúrgicos” contra blancos seleccionados en el país, y que podrían presentarse como golpes de castigo. Para ello el Pentágono podría emplear los recursos que tiene a la mano en el propio Irak ocupado y que no desempeñan un papel principal en la ocupación del país árabe, como puede ser la aviación de combate. Si los “golpes quirúrgicos” no producen los resultados políticos deseados entonces las acciones podrían tornarse sistemáticas y alcanzar niveles similares o superiores a los que nos mostró la Guerra Aérea contra Yugoslavia en 1999. Pero Irán no es Irak. El país persa tiene intacta y desarrollada su capacidad militar; no ha estado sometido a un proceso de desgaste sistemático como sí lo sufrió Irak entre 1991 y 2003; existe un favorable estado de cohesión nacional y SE HA ESTADO PREPARANDO PARA UN ENFRENTAMIENTO DE ESTE TIPO. Las cifras de gastos de guerra por parte de EEUU (que ya gasta cifras siderales en Irak y Afganistán) se incrementarían geométricamente y en plazos muy breves. Solamente basta recordar que conjuntamente con el lanzamiento de un cohete crucero se lanza también un millón de dólares. Por otra parte: ¿cómo convencer a la opinión pública norteamericana de desatar un nuevo frente de guerra?. En tiempos en que en Estados Unidos se trata de asimilar la promesa de Bush de retirar tropas de Irak durante el 2006, iniciar una cruzada militar contra Irán significaría, además de un nuevo desastre militar, una confirmación reiterada de que el callejón de la racionalidad política se cierra cada vez más para Bush y sus asesores allegados.

Fuente: Red Bolivarian, Chile

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